
Alan Mejía Campo fue víctima de la fuerza pública pese a no participar en las manifestaciones, asegura su esposa. Él se recupera en el hospital San Vicente de Paúl, en Ibarra.
Alan Mejía Campo Matango, trabajador de la construcción, se encuentra hospitalizado en el San Vicente de Paúl de Ibarra tras recibir un disparo presuntamente efectuado por miembros de la fuerza pública durante la represión registrada en Otavalo.
Su esposa, Nina Moreta, relató que su esposo no participaba en las manifestaciones, sino que regresaba de su jornada laboral en Cotacachi rumbo a su hogar.
“Mi esposo no estaba haciendo nada malo, solo venía de trabajar. Los policías le dispararon, y ese disparo le rompió un hueso. Ahora están por ponerle placas. Es demasiado injusto”, dijo Moreta.
Denunció además que en el hospital los uniformados esperan a los heridos para detenerlos una vez que reciben el alta médica.
“No entiendo por qué hacen eso, como si no tuvieran familia, como si no tuvieran sentimientos”, añadió.
El caso de Alan se suma a las decenas de heridos que dejó la fuerte represión militar y policial registrada el martes en Otavalo, epicentro de las manifestaciones en rechazo a las medidas económicas del Gobierno.
Testigos aseguran que se dispararon bombas, perdigones e incluso balas directamente al cuerpo de los manifestantes y que varios ciudadanos, incluso ajenos a las protestas, resultaron afectados.
Familiares exigen que se investiguen los abusos cometidos y que se respete la integridad de las personas heridas.
Mientras tanto, Alan continúa bajo observación médica a la espera de una cirugía para reparar las fracturas ocasionadas por el impacto del disparo.
Daniela Fonseca
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