
El expresidente mostró datos que demuestran que, entre 2010 y 2017, Ecuador vivió el período más seguro de su historia reciente. El exmandatario sostuvo que, tras la salida del FOL, aumentaron las incautaciones y cayó la violencia homicida.
El expresidente de Ecuador, Rafael Correa Delgado, dirigió una carta abierta a la dirección editorial de The New York Times para solicitar una aclaración sobre el reportaje que describe a Ecuador como la “superautopista global de la cocaína”.
La misiva del exmandatario se centra en refutar la afirmación —difundida por el medio estadounidense— sobre la decisión ecuatoriana de no renovar el acuerdo con el Forward Operating Location (FOL) de Estados Unidos, en la ciudad costera de Manta, que supuestamente habría marcado el inicio de la escalada criminal que hoy afecta al país.
Correa califica esta aseveración como una “correlación falsa” que distorsiona la comprensión del caso ecuatoriano.
¿Qué dijo el medio?
La nota periodística de The New York Times se produce en el contexto de un resurgimiento del tráfico de cocaína en América Latina, impulsado, según funcionarios y analistas citados, por la prioridad que Estados Unidos ha dado a la lucha contra el fentanilo. Esta priorización habría dejado espacio para que los traficantes de cocaína prosperaran.
El reporte destaca que Ecuador, históricamente un centro de estabilidad, se ha visto afectado de manera extrema, convirtiéndose en el mayor exportador de cocaína del mundo, aunque no es productor. Funcionarios estadounidenses han llegado a denominar a Ecuador como una “superautopista de la cocaína”, por donde fluye hasta el 70% del suministro mundial.
El medio señala que, desde 2009, Ecuador se distanció de Estados Unidos al cerrar la base militar estadounidense, lo que llevó al cierre de la oficina militar y de los principales esfuerzos antidroga del Departamento de Estado en el país.
Los cárteles mexicanos, en colaboración con grupos colombianos y bandas locales, aumentaron su poder durante la presidencia de Donald Trump, transformando a Ecuador en un centro de tráfico hacia Europa y Estados Unidos.
Refutación estadística y temporal
El expresidente Correa argumenta que la salida de la FOL en 2009 no debilitó la capacidad antinarcóticos del Estado ecuatoriano. Y, por el contrario, la fortaleció.
- Aumento de incautaciones: Durante los 10 años de operación de la FOL (1999-2009), el promedio anual de incautaciones fue de 24.42 toneladas. Tras la salida, y durante la década subsiguiente, el país quintuplicó esa capacidad, con un promedio de 65.40 toneladas, alcanzando un récord histórico de 110.40 toneladas en 2016.
- Modernización del Estado: Lejos de generar un vacío, la recuperación del control territorial impulsó la modernización de la inteligencia policial y militar, incluyendo la adquisición de radares propios (antes de 2007, Ecuador no tenía un solo radar), la ampliación de capacidades marítimas y aéreas, y la consolidación de unidades de lucha contra las drogas.
- Seguridad pública: El indicador más sensible de seguridad pública —la tasa de homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes— demuestra que los años posteriores a 2009 fueron los más seguros de la historia moderna del Ecuador.
- La tasa de homicidios en 2009 fue de 18.74 (el pico previo a la reforma integral del Estado).
- Entre 2010 y 2017, hubo un descenso sostenido y continuo.
- En 2017, la tasa se redujo a 5.78 homicidios por cada 100.000 habitantes, la cifra más baja registrada y una de las más bajas de América Latina.
Correa enfatizó que es metodológicamente incorrecto vincular la no renovación de las operaciones de la FOL con un aumento de violencia, cuando los datos históricos muestran exactamente lo opuesto.
Además, señaló que la política antidrogas del Ecuador fue históricamente nacional y gozó de reconocimiento internacional, incluso recibiendo una condecoración de la DEA estadounidense por su eficacia en 2016.
Origen de la crisis actual
La evidencia presentada por el exmandatario apunta a que la explicación de la crisis actual es multicausal y se origina después de 2018. Las curvas de violencia, incautaciones y eficiencia judicial reflejan una clara inflexión reciente a partir de ese.
Las causas estructurales que documenta incluyen:
- El desmantelamiento de la institucionalidad y coordinación del sistema integral de seguridad construido previamente.
- La pérdida de control penitenciario y la ruptura del modelo carcelario.
- La reducción y el incumplimiento de las asignaciones presupuestarias destinadas a la seguridad.
- La proliferación de economías criminales transnacionales posterior a 2018.
Así, Correa solicitó que The New York Times revise la afirmación inicial e incorpore una actualización que refleje la evidencia histórica disponible, lo que contribuiría a una comprensión global más precisa de los desafíos que enfrenta Ecuador en materia de seguridad.
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