Mientras el Ejecutivo concentra su fuerza en las manifestaciones indígenas y de organizaciones sociales, la violencia vuelve a golpear al suroeste de Guayaquil con seis muertos y 15 heridos.

En medio de la fuerte movilización policial y militar dispuesta por el Gobierno para contener las protestas del paro indígena, Guayaquil volvió a ser escenario de una masacre.

Seis personas murieron y al menos 15 resultaron heridas la noche del domingo 12 de octubre de 2025, tras un ataque armado en las calles 22 y Cristóbal Colón, en el suroeste de la ciudad.

El hecho ocurrió durante un campeonato de fútbol y actividades barriales organizadas por las fiestas de independencia.

Según los primeros reportes, un grupo de sicarios encapuchados irrumpió el lugar y abrió fuego indiscriminadamente contra los asistentes. Más de 150 personas se encontraban reunidas en el sitio.

De acuerdo con la Policía Nacional, los atacantes se movilizaban en dos automóviles y una tricimoto. En apenas segundos, dispararon al menos 85 veces con armas cortas y fusiles.

Los moradores intentaron auxiliar a las víctimas y trasladarlas a distintos hospitales de la urbe. Entre los heridos figuran dos adolescentes, de 14 y 16 años, y un niño de seis.

En el sitio del ataque, los peritos recogieron 47 restos de bala calibre 9 milímetros y 38 casquillos de fusil.

Las autoridades presumen que el crimen estaría vinculado a una disputa entre bandas delictivas que operan en esa zona del suroeste de Guayaquil, considerada una de las más violentas del país.

De los seis fallecidos, solo dos han sido identificados hasta el momento. Ninguno registra antecedentes penales.

Esta masacre se suma a otros hechos violentos registrados durante el feriado, mientras el Gobierno mantiene a cientos de uniformados, tanquetas y vehículos blindados desplegados en distintas provincias del país por movilizaciones sociales. Entretanto, Guayaquil sigue sumida a una crisis de seguridad que no da tregua.  

R.P.