
Desde noviembre del 2020, esta línea de la Prefectura de Pichincha ha atendido unas 5 600 llamadas. A todas se les hace seguimiento, ofrecen servicios legales, de trabajo social y psicología, como parte de Warmi Pichincha.
Atemorizada, dudando y lista para colgar, una mujer joven se comunicó con el 166, de la Prefectura de Pichincha, y consultó: «No sé si lo que vivo sea una forma de violencia. Quisiera que me ayuden a entender. Cuando mi esposo sale a trabajar me deja encerrada, con seguro en la puerta de la casa. Yo no puedo salir. Tampoco me permite ver a mi familia o recibir visitas. ¿Eso es violencia?«.
Ni cinco segundos tarda Geovanny Jaramillo en recordar esa llamada, cuando se le consulta sobre una historia que le haya impactado. Es el único hombre entre las operadoras, que atienden las 24 horas, los siete días de la semana, en tres turnos, a quienes buscan ayuda, al ser víctimas de la violencia de género.
Así queda claro que el servicio es para mujeres, niños, niñas, adolescentes y personas Lgbtiq (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexo y queer).
«La violencia no tiene horario, por eso estamos a disposición de las y los usuarios los 365 días del año», anota Verónica Ayala, quien es parte del equipo de la Prefectura de Pichincha. Y para reforzar su afirmación cuenta que los teléfonos suenan a toda hora, incluso a las 03:00 y 04:00. Reitera que el 166 es una línea gratuita, aunque no se cuente con saldo en el celular, las llamadas se pueden hacer.
Tanto ella como el operador coinciden en que algo muy común es recibir llamadas de mujeres que repiten: «llamo solo por información y no es mi caso sino de una amiga». Así, les consultan, qué se puede hacer si a una supuesta amiga, el marido le pega, no le permite conseguir trabajo ni le deja dinero para la comida; si los padres saben que el yerno violenta a la hija, pero no hace nada…
Aunque, subrayan las operadoras de la línea 166 de la Prefectura de Pichincha, que sí hay varios casos de familiares y allegados de víctimas de violencia que les telefonean. A veces no llama la agredida sino sus amigas, hermanos o algún pariente o conocida. «Nos dicen que tienen una volante de Warmi Pichincha, que obtuvieron en una feria de salud. Quieren saber si el servicio es gratuito y qué tipo de ayuda se puede conseguir con la 166″.
Como parte del protocolo, se les indica que lo que cuenten será manejado de forma confidencial y que por temas de seguridad, la llamada será grabada. Una premisa del equipo es hacerles sentir que se trata de un espacio seguro. Escuchan y hacen preguntas. Luego de la primera llamada, hay un seguimiento.
Primeros auxilios psicológicos y contención
Alexandra Jaramillo es la coordinadora de Warmi Pichincha. Pide recalcar que los operadores del call center de la Prefectura están capacitados para dar un primer auxilio psicológico, para hacer una primera contención. De hecho -comenta- están certificados por la Universidad de Barcelona, específicamente en mujeres, niños y adolescentes víctimas de violencia de género.
Comúnmente, relata Alexandra Jaramillo, les contactan mujeres adultas, pero sí han recibido llamadas de personas del colectivo Lgbtiq y de niños, cuentan con un protocolo de atención. Desde noviembre del 2020, cuando se presentó la línea 166 de la Prefectura de Pichincha, han contestado 5 600 llamadas aproximadamente.
Asimismo, señala la coordinadora de Warmi Pichincha, proyecto símbolo de la Prefectura para encarar la violencia de género, tienen un código para situaciones de emergencia. Lo denominan ‘canasta roja’. De las 5 600 llamadas, 60 han sido de ese tipo. Implica un contacto inmediato con la línea 911, porque quiere decir que la vida de quienes llaman corre peligro.
En esas ocasiones, los operadores han oído gritos, peleas, golpes… Escuchan, piden ciertos datos como la ubicación y se contactan con el ECU-911, para que con urgencia envíen a un patrullero. Se quedan en la línea, aunque también ha ocurrido que las mujeres denuncian y les dicen que deben cerrar para no levantar sospechas. El equipo del 166 coordina todo, hasta que llegue la Policía. Y en las siguientes horas se comunica con la víctima para saber qué ocurrió y ofrecer más servicios de Warmi Pichincha.
Los servicios y testimonios
Los Warmi Pichincha son centros de protección de derechos y funcionan de modo integral. Cuentan con servicios legales, psicológicos y de trabajo social, que están disponibles en siete puntos de la provincia. Uno de ellos está en donde se ubica la Prefectura de Pichincha, en la 10 de Agosto y Arenas, en Quito. Por eso, además de escuchar, los operadores piden el nombre de la usuaria, el número del documento de identidad y llenan una matriz; si se acepta puede haber una visita domiciliaria.
A veces, anota Verónica Ayala, los hijos impulsan a llamar al 166. «No quiero que mis hijos sigan viviendo esto…», les dicen. Una mujer telefoneó para pedir ayuda porque su hija había sido violentada por alguien de su núcleo familiar y no era la primera vez que ese hombre acechaba sexualmente a las niñas de su casa.
También le conmovió mucho la historia de una chica trans de otra nacionalidad, que con 22 años le contó que había sido obligada a ejercer el trabajo sexual, en Colombia, por alguien que la enamoró. Había llegado hace poco a Ecuador y tenía hambre, le dolía el cuerpo porque estaba quemada y acuchillada. Se escapó la noche anterior a la llamada y un policía le prestó el teléfono y le sugirió contactar a la línea 166.
«Cuando la vi llegar a Warmi Pichincha me angustié mucho. Casi no podía caminar, la habían violentado con objetos, estaba en completa vulnerabilidad. Una cosa es contarlo y otra vivirlo», precisa Verónica, que es psicóloga de profesión.
Geovanny Jaramillo, el único operador varón del 166, no se olvida de la voz de la mujer joven que preguntó si era violencia dejarla encerrada todo el día. «Es delicado abordar los casos que nos cuentan. Nosotros escuchamos y buscamos hacer que las usuarias se conecten con sus sentimientos».
¿A usted qué le produce quedarse encerrada en su casa?, le preguntó y la mujer contestó que sentía angustia y tristeza. Geovanny explica que buscan que las víctimas o quienes necesitan ayuda sientan que no se equivocaron al llamar y que confíen en que llegaron al espacio indicado. Si no requieren los servicios de emergencia, siguen escuchando y les ofrecen su apoyo legal, psicológico y de trabajo social.
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