
María Luisa Guitarra exige respuestas al Gobierno y relata el dolor de perder a su esposo en medio de la represión.
La voz entrecortada de María Luisa Guitarra Flores se levantó como un grito de dolor y exigencia de justicia.
Ella es la esposa de Efraín Fuerez, el dirigente comunitario asesinado durante las protestas contra el Gobierno de Daniel Noboa, y asegura que su compañero de vida no era un criminal, mucho menos un terrorista, como algunos discursos oficiales intentan señalar.
“Mi esposo no era malo, era una persona trabajadora, la que se llenaba sus manos de callos para poder sobrevivir en este país”, expresó con firmeza.
Entre lágrimas, recordó que aquel día, alrededor de las 06:00, recibió primero la noticia de que militares lo habían detenido.
Supuso que lo llevarían preso, mientras ella salía al campo a sembrar, pero poco después llegó el golpe más duro:
“me dijeron que le habían disparado… y ahí me confirmaron que ya estaba sin signos vitales. Cuando llegué al hospital, ya no pude despedirme de mi esposo”.
María Lusia, quien dedicó 17 años de su vida laboral a la empresa Pinto, de propiedad de la familia de la actual vicepresidenta María José Pinto, hizo un llamado directo:
“Señora vicepresidenta, yo quiero que usted se ponga la mano al corazón y nos ayude a solucionar esta situación que estamos viviendo los campesinos. Nosotros no salimos a matar a nadie, salimos a protestar lo que es nuestro”.
Con dos hijos -uno de 11 años y otro de 25- hoy carga sobre sus hombros la responsabilidad de sostener el hogar sin la presencia del líder de la familia y de su comunidad.
“Mi esposo era un gran líder, estudiaba mucho sobre nuestro linaje y nuestro pasado. Lo único que pido es justicia para él y para todas las personas que están detenidas”, sostuvo
Daniela Fonseca
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